El pensamiento criminológico del profesor Gino Ríos Patio es crítico respecto del poder de criminalización estatal, al que califica de selectivo, desigual y violento, y causante de la criminalidad junto a la estructura económica, política, social y cultural, erosionadas por los efectos negativos del neoliberalismo, la globalización y la tecnología digital de uso masivo. Postula la enseñanza de la criminología desde la educación escolar y en todas las facultades de educación superior, así como su más amplia difusión en la sociedad civil y su decidido estímulo a la investigación criminológica, con la finalidad de concienciar a la población y las autoridades a prevenir el crimen antes que castigarlo, para reducirlo y, cuando sea, estrictamente necesario, se sancione de manera constructiva sin degradar a la persona humana ni afectar su dignidad.

Le preocupa el crimen y el castigo como productos culturales de una sociedad cada vez menos solidaria, sin responsabilidad ni compromiso social y conformada por personas cada día más individualistas en su interacción personal. Es contrario a la abolición del sistema penal, pero es partidario de una inversión en su funcionamiento para que priorice el procesamiento y sanción de la criminalidad más grave y que afecta bienes jurídicos colectivos, antes que la persecución a la criminalidad de subsistencia, así como de su indispensable sujeción a los principios penales liberales que lo configuran como un derecho penal de última ratio, humanista y con el rol esencial de límite y control del ejercicio del poder, considerando a la criminología como el control del control. Infunde en sus estudiantes la lectura y reflexión crítica en torno a la cuestión criminal y la precaución acerca de la actividad mediática que desinforma por el sensacionalismo y emocionalidad con que presenta la criminalidad.

Pretende inspirar en ellos la empatía indispensable para comprender la cuestión criminal, a la que caracteriza como un problema social y no individual. Es partidario de la necesidad de adoptar una política social para la prevención de la criminalidad antes que una política penal de castigo drástico que no resuelve la conflictividad ni la violencia sino que la sedimenta en las capas sociales originando más violencia.

Considera que es indispensable enseñar en todos los niveles y modalidades del sistema educativo nacional la criminología y la victimología, para que los educandos aprendan a gestionar y administrar la conflictividad, prevenir la violencia, evitar la criminalidad y propugnar la seguridad integral, a fin de tener un mejor control social.